miércoles, 15 de abril de 2009

Esperar

Recuerdo la sensación de ahogo que me producía esperar. Cuando era más joven sentía que se me cerraban los bronquios cuando algo o alguien hacía que algo que tenía programado no se cumpliese a la hora. Me parecía que estaba malgastando los preciosos minutos de mi vida, que estaba dejando pasar tiempo que jamás recuperaría.

Ahora soy una persona diferente. He aprendido que esperar es un arte y un castigo a la vez. Las esperas me han ensenado que no siempre se puede controlar los destinos: Siempre hay que dejar espacio para el caos. Esperar, he aprendido, puede ser incluso una forma de complementar información o recursos antes de acceder a lo que se espera. Si uno piensa con calma (confieso que en mis anios mozos eso no era mi fuerte), uno le puede sacar mucha ventaja a una espera.

De noche, sin embargo, aún siento la ansiedad y el miedo de esperar...Las dilaciones en el tiempo cuando uno cree que se merece algo pueden ser demoledoras y hasta acabar con la autoestima de la gente. La espera es un arma que puede ser venenosa para el espíritu. Podría decir que no hay que dejarse llevar, que hay que poner la mente en otro lado, etc., pero es mas fácil decirlo que llevarlo a cabo.

En fin...Yo sigo esperando. En esta estación donde me encuentro ahora ya por tanto tiempo, no me queda nada mas por hacer.

Seguimos en la lucha.

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